28 de octubre de 2012

A un Ángel que se me fue de las manos


El  poema es un medio usado por la autora para expresar el dolor
que le embarga  la pérdida de un neonato que estaba a su cuidado.  
                                                                

Ayer Ángel, mientras te ponía las alas, 
me invadió la tristeza por tu partida, 
y se me inundó por los ojos.

Y al verte inerte en brazos de quien tanto te ama,
no pude evitar que se desgarrara mi alma.

Te besó Ángel, te besó así, pálida y fría.
Te abrazó Ángel, esperando que si se esforzaba,
aquel abrazo te devolviera el calor de la vida.

Se me inundó Ángel, todavía se me inunda cuando te recuerdo.
Soy la madre de mis hijos no paridos.

Una diosa guardiana de estas pequeñas luces vivas, 
vueltas carne cuando el amor se desborda de un corazón.
Son luces de amor que te dejan ciega,
son la inocencia, la dulzura y la belleza.

Se acurrucan indefensas ante mis ojos incrédulos de
su existencia.

El amor para todas me alcanza, me
sobra,pero quisiera que mi seno fuera
más grande 
para guardarlas todas.


   María Aurelia Ruiz-Sánchez.