13 de abril de 2013

A Estefania

Estefania llegaste a este mundo un 12 de Abril a las 10:30 de la mañana.Yo, te conocí ese mismo día.

Te observé de pies a cabeza, en la boca tenías un tubo que te permitía respirar de manera artificial, en el cuello un par de mangueras para alimentarte, debajo de lo que por 6 meses fue la unión con tu mamá había una herida cerrada, cubierta con gasas, aún así pude notar que la sangre te brotaba; los brazos, las piernas y las manos los tenías de un tono azulado. 

Cuando tus papás entraron en la habitación, la inundaron de dolor y tristeza...todos sabíamos que jamás te escucharíamos llorar, sabíamos que nunca te veríamos partir a casa en brazos de mamá.
Guardamos silencio, inmerso en él... algunos no pudimos evitar llorar. Si aquella tarde hubiésemos guardado las lágrimas derramadas por tu causa, habríamos cubierto de nuevo el mar de Aral.

Esa noche, me fui a la cama pensando en ti y la manera en que luchabas por seguir aquí. Junto a ti me sentí débil y te recordé tan fuerte; parecías una flor enraizada a la fuerza en este mundo terrenal. 

Le pedí a Dios que te evitara sufrimientos. ¿Quienes somos nosotros para mantenerte aquí?¿Quienes somos nosotros para decidir si te quedas o te vas?. ¡Nada! ¡No somos nada comparado con el milagro de la vida y la muerte!.

Aquella tarde te miré Estefania y te encontré bella y perfecta.

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